Saint Seiya es quizá la serie que más marcó a los niños de los 90s después de Dragon Ball Z. Por mi año de nacimiento no tuve la oportunidad de verla al aire cuando se estrenaba por primera vez en Latinoamérica (1992-1996?), sin embargo supe durante mucho tiempo de su existencia y escuché a amigos algo mayores que yo hablar sobre ella. Ahora que tantos spin-off han aflorado sentí la obligación de
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Saint Seiya es quizá la serie que más marcó a los niños de los 90s después de Dragon Ball Z. Por mi año de nacimiento no tuve la oportunidad de verla al aire cuando se estrenaba por primera vez en Latinoamérica (1992-1996?), sin embargo supe durante mucho tiempo de su existencia y escuché a amigos algo mayores que yo hablar sobre ella. Ahora que tantos spin-off han aflorado sentí la obligación de verla
La historia del caballero Pegaso es destacablemente original. La idea de un guerrero por cada constelación que lucha por la paz de la tierra es, en mi opinión, innovadora e interesante. Si se compara la trama con DB o Sailor Moon, es relativamente buena y organizada, aunque por supuesto que está por debajo de obras enfocadas en el drama de los personajes.
Destaco que en Saint Seiya los malos no son malos porque sí, sino tienen razones para realizar actos que van en contra de Atena, y me ha gustado mucho comparándola con series nuevas donde todos los villanos más que razones tienen traumas que los han llevado a ser malos: todo ha sido una conspiración universal y ellos sin víctimas del destino, en Saint Seiya no. Extraño los viejos tiempos
En cuanto a la calidad de los dibujos, es bastante buena para la época, los efectos de lucha son espectaculares, los escenarios que intentan ser “griegos” no son del todo errados. Para ser un trabajo japonés, me parece que están perfectos.
Pero no todo puede ser flores para esta serie, hay que aceptar que tiene varios defectos de los que no se salva, el más sobresaliente es la monotonía de las batallas: El protagonista se enfrenta a un enemigo muchas veces más fuerte que él y se ve atacado y lastimado una y otra vez, súbitamente el prota tendrá algún “rage” y se levantará para que con uno o dos golpes venza al enemigo que tan fuerte le resultaba hace un segundo. Esta dinámica se repite a lo largo de la serie y hace demasiado predecible el resultado de la batalla, el espectador disfrutará más de las técnicas de los personajes antes que del desenvolvimiento de la batalla.
Otro problema que encuentro, y este es muy personal, es el personaje de Atena, siempre la veremos secuestrada, en apuros, brillando con un aura dorada mientras está a punto de morir. Se nos insiste varias veces en Atena como representación del bien en el universo de S.S., pero nunca vemos algo que realmente manifieste que ella es tan buena como nos la quieren mostrar. No,esta chica no me ha gustado nada.
El siguiente punto es frente a las sagas de la historia: la única realmente buena es la saga del santuario, de ahí en adelante (Asgard y Poseidón) nos presentan más de lo mismo, y si bien la saga de Asgard es relleno del ánime, no está muy por encima de la Saga de Poseidón, muy a mi pesar. El ánime además nos presenta mucho contenido de relleno que no aparecía en el manga, lo cual no gusta nada pero es costumbre en toda serie con éxito.
Para finalizar estos azotes tan injustos contra S.S., hablaré sobre el doblaje Latinoamericano (del que la productora japonesa no tiene en absoluto la culpa), el cual está lleno de errores, confusión de nombres, malas traducciones, y otros tantos problemas que las series de ese tiempo (y aún ahora, aunque con menos frecuencia) poseían al ser dobladas, producto de la falta de minuciosidad del equipo de doblaje.
A pesar de todos los pormenores, Saint Seiya es una serie excelente con mucho éxito en diferentes generaciones, y ahora que la he visto por completo no tengo dudas de por qué ha quedado en el corazón de sus espectadores.
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